Que los gps son un gran invento no lo duda nadie.
Que nos aportan control del entrenamiento y una cantidad de datos tremendamente útiles tampoco lo duda nadie, pero que cada vez estamos más sometidos a ellos es algo que tengo claro.
Lo primero que hacen mis deportistas (y yo mismo) nada más terminar la explicación del entrenamiento es conectar el reloj. Ya sea en la piscina o en el parque antes de correr todos llegamos con el gps listo para monitorizar una sesión más.
Si miras a tu alrededor cuando vas corriendo por cualquier parque es raro ver a una persona que corra sin un reloj o el móvil con alguna aplicación que le vaya indicando un montón de datos.
Como decía al inicio de la entrada la utilidad de todo este tipo de aparatos es innegable. Por ejemplo, puedes conocer en el acto la velocidad a la que vas corriendo y si sabes cual es la velocidad de carrera donde se sitúa tu VAM (velocidad aeróbica máxima) llevar un gps te va a permitir controlar que no sobrepasas la velocidad adecuada.
El efecto contrario es ser tan dependiente de la información que te da el gps que no eres capaz de escuchar tu cuerpo. Las sensaciones que te transmites a ti mismo son tan importantes como los datos que te transmite el gps.
Hay que saber entrenar por sensaciones y la mayoría de deportistas que ya acumulan unos cuantos años de experiencia saben perfectamente al ritmo que van sin necesidad de mirar ningún dispositivo.
Haz la siguiente prueba, busca en internet imágenes de las series mundiales de triatlón y fíjate cuantos triatletas llevan reloj. Te aseguro que en pocas muñecas verás relojes.
Otra de las cosas que no me gustan de los gps es la esclavitud a la que te someten. Vas rodando tan feliz con unas sensaciones buenísimas y miras el reloj, ¡horror! vas a 4:35 min/km y el ritmo objetivo era 4:30. ¿Tan importantes son esos 5 segs de diferencia? En muchos entrenamientos si que pueden serlo, pero si estas haciendo un rodaje 5 segs arriba o abajo no son nada determinantes.
La gran mayoría de nosotros somos deportistas populares, no perdamos de vista que un entrenamiento tiene que ser divertido y puede terminar no siéndolo sólo porque tenemos que rendir cuentas a un reloj.
No estoy en contra de estos dispositivos ni mucho menos, soy el primero que lo usa. Analizo los datos durante y después del entrenamiento y me permiten obtener una infomación muy útil.
Uso los datos de los gps de mis deportistas para ver como han rendido en un entrenamiento concreto. Si han podido dar todo lo que yo les pedía o no han sido capaces, si su pulso ha sido el óptimo e incluso para saber si han dormido bien. Pero también necesito que ellos sean capaces de saber analizar que sienten cuando están haciendo un determinado esfuerzo y que sean capaces de contármelo.
Hay que utilizar todos estos dispositivos en nuestro beneficio y saber que si un día se nos acaba la bateria del gps podemos entrenar perfectamente.
Nosotros controlamos el GPS, no les tenemos que rendir cuentas. No seamos esclavos de las nuevas tecnologías.
Darle duro!
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